
A veces veo algunas cosas que me irritan, que me enojan y que me enfurecen. Me dan rabia. Me dan coraje. Me dan dolor. Hay una mezcla de sensaciones.
Hace poco vi a alguien con miles de personas diciendo que los ángeles están a su servicio.
“Son ministros nuestros y si tú, a los tuyos, los tienes durmiendo, ése es tu problema. Pero yo, a los míos, los tengo trabajando. ¡Ellos hacen lo que a mí me da la gana!”
No lo dijo así con esas palabras pero básicamente fue así.
Se le habían perdido algunas joyas, “y a mí no se me pierden joyas”.
Y puso a los ángeles a buscar a las joyas para que se le apareciesen.
Sí, nos reímos hermanos. Pero hay mucho de esto y la gente estaba motivada diciendo “¡Aleluya!”
Pero, ¿tú quien te crees que eres para mandar al cielo para reclamar y para decirle a Dios lo que tiene que hacer? ¿Estamos locos? ¿Qué evangelio es ése? ¿De dónde se ha salido ese Dios de juguete, de plástico?
¡Ése no es nuestro Dios! ¡Ése no es el Dios del que hablan las Escrituras! ¡Ése no es el Dios de la zarza! ¡Ése no es el Dios de la cruz!

Pero un día se plantarán delante de Él. Y entonces le dirán, “A mí me pones aquí”. Y Dios les dirá, “Apartaos de mí porque no os conozco”.
Responderán, “Pero, Señor si en tu nombre…”
¡Pues, peor! ¡Porque podríais haberlo hecho en el vuestro! ¡Peor todavía! ¡Más condenación!
¡Haberlo hecho en el vuestro! ¡Haber engañado a la gente en vuestros nombres! ¡Menos condenación hubieseis tenido pero encima en el nombre de Dios!
Pastor Abraham Sanz
El que se sea como un niño no entrara en el reino de los cielos