Al decir el apóstol Juan que «Dios es luz» (1 Juan 1:5) contradice lo que ha sido tan popular especialmente desde 1860; el gran mensaje predicado durante cien años: “Dios es amor”.
Esto es lo que se ha resaltado, y se nos ha dicho que nuestros padres –y especialmente los puritanos con su doctrina de la justicia, el arrepentimiento, el pecado, el castigo y la muerte- contradecían y negaban por completo el evangelio de Jesucristo.
Se nos ha dicho que Dios es amor: eso era lo que necesitábamos y allí estaba Él para satisfacernos; ¡sin embargo, este es un evangelio completamente distorsionado! Este es el mensaje: “Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en Él”.
Lo digo con reverencia, antes de empezar a pensar y a considerar el amor de Dios, la misericordia y la compasión de Dios, he de empezar por la santidad de Dios. Aún diría más, a menos que empiece por la santidad de Dios, todo mi concepto del amor de Dios será falso, y esto es lo que hemos estado presenciando. Hemos tenido esas ideas sentimentales y pobres de Dios, siempre sonriéndonos como Dios de amor. […]
Si no empezamos por la santidad de Dios nunca llegaremos a comprender el plan de la salvación de Dios, que es posible únicamente a través de la muerte de nuestro Señor Jesucristo en la cruz en el monte Calvario. […]
Si Dios es solo amor, compasión y misericordia, entonces la cruz sin duda no tiene significado alguno, pues si Dios es solo amor, entonces todo lo que Él necesita hacer cuando el hombre peca es perdonarlo. Pero todo el mensaje es que la cruz está en el centro, y sin esa muerte -lo digo con reverencia- Dios no puede perdonar.
¿Cuál, pues, es el problema? Y aquí está la respuesta: «Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él». Y significa que Él es justo y recto; significa que su semblante es tan puro que no puede soportar y ver agravio (Habacuc 1:13); es la santidad de Dios la que pide la cruz; y si no empezamos, pues, por la santidad, la cruz carece de significado.
No sorprende que los teólogos liberales hayan descartado la cruz; esto se debe a que han empezado por el amor de Dios y no por su santidad. Se han olvidado de la vida de Dios, de su santa vida, de que todo en Él es sagrado; con Dios, el amor y el perdón no son una demostración de debilidad o de contemporización. Solo puede perdonar al pecado si lo trata a su santa manera, y esto es lo que hizo en la cruz.
Es esencial empezar, pues, por la santidad de Dios; de otro modo el plan de la redención y el plan de la salvación se vuelven insignificantes y no vemos la razón ni el propósito de algunas de las doctrinas fundamentales de la fe cristiana. Pero si empiezo por la santidad de Dios, veo que la encarnación es necesaria; la cruz es completamente esencial, y que la resurrección y la venida del Espíritu Santo y cualquier otra parte del gran plan también lo son.
Cuán importante es empezar por el lugar adecuado; cuán vital es guiarnos por la verdad y no por nuestras propias ideas.
Martyn Lloyd Jones
Vida en Cristo (Editorial Peregrino: Ciudad Real, 2006), pp. 106-108.
Feliz tarde Pastor! Gracia y paz! Quería preguntarle que opina con respecto al copy and paste de sermones? En mi Iglesia el predicador da casi exacto la misma predica de los sermones de Sugel Michelen. Ya lo he preguntado a nuestro líder, no tenemos aún pastor, y el dice que no importa. Me preocupa un poco pues si se copia el sermón tal vez no está estudiando la Palabra y no son predicas dirigidas por em Espíritu Santo.
Quería consultarte para ver si insisto al respecto.
Al menos y eso fue después que pregunte que si era normal copiarse los sermones ya le da el crédito a Sugel