
Desde luego que sí.
Nos conoceremos porque en el cielo nuestro conocimiento no disminuirá sino que aumentará.
No solo conoceremos a nuestros amigos y familiares piadosos sino también a todos los santos glorificados a quienes jamás habíamos visto.
Tiene que ser así ya que la sociedad sin conocimiento no es grata.
Esto es lo que pensaban Agustín, Anselmo y Lutero.
Y ciertamente las Escrituras parecen indicarnos lo mismo, ya que, si Pedro, en el monte de la Transfiguración, reconoció a Moisés y Elías, a quienes jamás había visto (Mateo 17:3), seguro que en el cielo los santos se conocerán unos a otros y se deleitarán infinitamente en la compañía unos de otros.
Thomas Watson (1620-86)
