
Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo (Mateo 25:24-25).
A pesar de haber leído este pasaje tantas veces (vv. 14-38), siempre que llego a él capta mi atención.
Los talentos que das son parte de tus bienes y nos los das como quieres. No tenías por qué darlos y lo haces, no necesitas nuestro servicio pero lo requieres.
Y nos los das según nuestra capacidad, sin esperar o exigir más de lo que cada uno puede hacer.
Pero a veces el recordar que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste, me lleva y me puede llevar a la pasividad, a la inercia.
No quiero paralizarme ante ti, Señor, que el temor a tu santidad, justicia o severidad me hagan inútil, al contrario, quiero que al saber lo que tú eres y como eres y como actúas me lleven a la acción, a esforzarme más en tu gloria, a ser más fiel a tu Palabra, a tus mandatos concretos para mí. Que sabiendo lo que sé de ti y lo que he experimentado ya en mi relación contigo, en lugar de esconder mi talento y esperar, me mueva a poner a la obra mis dones, mis capacidades, mis responsabilidades.
Señor, no me quites lo poco que me has dado, al contrario ayúdame a ser más práctico, más digno, más útil ante tus ojos, ir aún más allá de lo que hasta ahora he hecho. Tú lo mereces.
Blog Luis Cano
Esta serie se encuentra publicada en la página web de la iglesia de Ciudad Real donde pastorea nuestro hermano Luis Cano. Podéis acceder a la página haciendo clic aquí.
