
Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones (Marcos 6:52).
Señor, me alarman estas palabras que inspiraste a tu siervo Marcos. Aun siendo discípulos, sus corazones estaban endurecidos. Ya habían sido testigos del poder de tu Hijo Jesús en la tormenta (4:35-41), y habían visto como alimentaba a una multitud con cinco panes y dos peces (6:38-44) y seguían asombrándose. Se turbaron y se maravillaron al verte caminar sobre el mar (v.49), sabiendo quien era. No entendían las señales que hacía, ni muchas de las cosas que decía, porque sus corazones seguían endurecidos, y así sería hasta el final (16:14).
Si eso les ocurría a ellos, ¡cuánto más a mí!
¿No será mi asombro y perplejidad ante las cosas que tú haces delante de mí, causa de mi corazón endurecido? ¿Por qué me sorprenden tantas cosas, sabiendo quien eres tú y todo lo que permitió en el mundo, y en mi mundo, la persona y obra de Jesús? ¿No será mi falta de fe?
Sí, sé que tendré que luchar a lo largo de toda mi vida con este corazón mío, pero a la vez te pido, Señor, que me des la fe para esperar cualquier cosa de ti, que no me perturbe tu mano, que no confunda tu poder sobrenatural con mis temores y fantasmas. Y a la vez ayúdame a entender qué y para qué haces todas y cada una de las cosas que haces ante mis ojos en este día.
Blog Luis Cano
Esta serie se encuentra publicada en la página web de la iglesia de Ciudad Real donde pastorea nuestro hermano Luis Cano. Podéis acceder a la página haciendo clic aquí.