
Cuando yo decía: Mi pie resbala, tu misericordia, oh Yahveh, me sustentaba (Salmo 94:18)
Las experiencias buenas y malas se han entremezclado siempre en mi vida. La herida con la medicina, lo amargo con lo dulce, la tristeza y la alegría.
Tú, Padre, no siempre has evitado mis caídas, o impedido el daño en mi persona. Son muchas las cosas que me hacen resbalar, entre ellas mi torpeza y mis descuidos, el no fijarme bien en donde piso o donde me llevan mis pasos.
Pero tú siempre has estado allí y aun cuando algunas veces me has mirado con desagrado por mis actos y me has hablado con reprensión, siempre, y digo con fuerza siempre, me has sustentado con misericordia. Nunca dejaste que me lastimara de manera irreparable o que cayera de tal forma que no pudiera levantarme. Siempre me volviste a colocar en el camino y evitaste que me perdiera. Nunca mis enemigos fueron más fuertes que tú. Ante tanta debilidad mía, cuanta gracia tuya (2 Cor.12:9).
Susténtame también hoy con tu misericordia.
Blog Luis Cano
Esta serie se encuentra publicada en la página web de la iglesia de Ciudad Real donde pastorea nuestro hermano Luis Cano. Podéis acceder a la página haciendo clic aquí.
Pregunta al lector: ¿Has visto la misericordia de Dios en tu propia vida? Deja tu respuesta en la sección de comentarios. Gracias.