
En Hungría el Parlamento decidió conforme a la ciencia y el mejor interés del orden jurídico que cuando una persona nace debe ser registrada según el sexo que indiquen sus cromosómas.
De esta manera Hungría se blindó contra el caos que ha generado en el mundo la agenda de género y los cambios de nombre y de sexo en las actas y documentos oficiales.
La prensa internacional se está tragando a Hungría. Amnistía Internacional ha dicho que han regresado a «la Edad Media», y otros que esto es una «villanía», etcétera.
Triunfó la cordura en Hungría. Los legisladores le han hecho un gran servicio a su nación al impedir que la ley se convierta en un instrumento de reingeniería social.
