
El Padre misericordioso nos ofrece su Hijo por la Palabra del Evangelio. Y por la fe nosotros le abrazamos y le reconocemos como don de Dios a nosotros.
Es verdad que la Palabra del Evangelio llama a todos los hombres a que participen de Cristo, pero muchos, cegados y endurecidos por la incredulidad, desprecian esta gracia tan extraordinaria. Únicamente los fieles gozan, pues, de Cristo; sólo los fieles le reciben como enviado a ellos. No rechazan a aquel que les ha sido dado; siguen a aquel que les ha llamado.
Juan Calvino
Breve instrucción cristiana – Tercera parte: De la fe
1.- Poseemos a Cristo por la fe
