
Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará (Lucas 9:24).
Señor, me pregunto y te pregunto: ¿es compatible estar dispuesto a perder la vida y a la misma vez amarla? ¿Puedo acaso amar tanto mi vida que esté dispuesto a desprenderme de ella?
No creo que esté contradiciendo lo que tú me dices en estas líneas y si es así, perdóname y corrígeme.
Amo mi vida porque amo mi alma, aun a pesar de que no es perfecta ni santa. El pecado viene una y otra vez sobre mí y me hace caer, y trae tristeza y frustración; pero no me rindo y con tu ayuda me levanto y prosigo. No dejaré que mis enemigos, tus enemigos vencidos por la cruz, me venzan y me aplasten. Contigo a mi lado, esta vida a pesar de la lucha me parece maravillosa.
Amo mi vida porque te pertenece. Tú me compraste con sangre y, por tanto, todo lo que yo pudiera considerar mío es tuyo, y aunque es verdad que en ocasiones me invade la desgana, la pereza para las cosas tuyas, es un placer usar mi tiempo, mi fuerza y mis dones, que al fin y al cabo son tuyos, en ti. Me gusta, amo, cansarme en las cosas tuyas, desgastarme en tu obra y tu persona.
Amo mi vida sí, porque está en tus brazos y perderla en este mundo es perderme en ti.
Blog Luis Cano
Esta serie se encuentra publicada en la página web de la iglesia de Ciudad Real donde pastorea nuestro hermano Luis Cano. Podéis acceder a la página haciendo clic aquí.
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