
Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decía (Lucas 24:27).
¡Cómo me gustaría conocer mejor las Escrituras para saber más de tu Hijo, Padre!
Claro que sé que no puedo escuchar su dulce voz a lo largo del camino, como aquellos dos pobres discípulos desconcertados. Pero yo tengo ahora en mi mano la misma Escritura y la sabiduría revelada de aquellos discípulos que estuvieron con él (2 Ped. 1:16) (1 Jn. 1:1), o se lo mostraste por tu Espíritu. Tengo que aprovechar más esta oportunidad, esta bendición.
Ayúdame, Padre, a también yo hacer mi camino descubriendo a Cristo, tu Hijo, en el Antiguo Testamento con la ayuda del Nuevo Testamento.
Él les enseñaba acerca de sí mismo en el Pentateuco y en los profetas. Sé de tu Hijo en la ley y sus ceremonias, en el tabernáculo y el templo, en la figura de David y otros, en las profecías y promesas, pero sé que hay más y lo quiero. Te pido que me ayudes a conocer más de mi amado Señor, a profundizar más en la riqueza de tu palabra sobre él y no quedarme en lo superficial, a aplicar esa enseñanza en mi vida diaria… y al final a adorarle más y mejor por lo que él es y adorarte a ti por mostrármelo y ponerlo en mi corazón.