
¿Quién mató a Abel?
– Su hermano.
¿Quién vendió a José?
– Sus hermanos.
¿Quién expulsó a Jefté?
– Sus hermanos.
¿Quién tenía envidia de David?
– Sus hermanos.
¿Quién no estaba contento con el regreso del hijo pródigo?
– Su hermano.
Entre tantos ejemplos en la Biblia, nos damos cuenta de que todos aquellos que fueron traicionados y maltratados por sus propios hermanos fueron muy bendecidos y mantenidos por Dios.
Así que no dejes de congregarte porque un hermano te ha lastimado. ¿Acaso no lastimaste tú a Cristo y aun así fue a la cruz por ti para morir por todos tus pecados?
Congrégate, pues, porque tu Salvador es digno de tu amor y obediencia. No pongas tu mirada en las personas; sino en Jesucristo.
«Si me amáis, guardad mis mandamientos» (Juan 14:15).
Pastor Will Graham

Amén! Gloria a Dios 🙌
Un abrazo en el Señor. WG.
Es indispensable poner nuestra mirada en El Rey de reyes, pues «El es el autor y consumador de nuestra fe, pues sabemos que el hombre es imperfecto y en cualquier momento falla y es ahí donde nos sentimos defraudados, nuestro guía debe ser «El varón perfecto»