Podríamos decir que, simbólicamente, la ruptura se hizo irreversible a partir de la quema de la bula papal (una especie de decreto) el día 10 de diciembre 1520, más de tres años después de la redacción de las 95 tesis.
En la bula llamada Exsurge Domine (Levántate, Señor), el papa León X exigió que Lutero se retractara de sus escritos en un espacio de sesenta días. Sin una retracción, el alemán sería excomulgado de la Iglesia Católica.
Lutero, por haber quemado la bula públicamente, fue excomulgado el día 3 de enero 1521. Y, ya que le correspondía a los poderes seculares ocuparse de los herejes, fue convocado a presentarse ante el emperador del Sacro Imperio Romano, Carlos V en la Dieta de Worms tres meses más tarde, en abril 1521.
Fue allí donde defendió valientemente sus convicciones diciendo, “Si no me convencen mediante testimonios de las Escrituras o por un razonamiento evidente (puesto que no creo al papa ni a los concilios solos porque consta que han errado frecuentemente y se han contradicho a sí mismos), quedo sujeto a los pasajes de las Escrituras aducidos por mí y mi conciencia está cautiva de la Palabra de Dios.
“No puedo ni quiero retractarme de nada, puesto que no es prudente ni recto obrar contra la conciencia… Que Dios me ayude. Amén”.
Las autoridades civiles seguramente habrían acabado con Lutero si el reformador no hubiese sido secuestrado en el viaje de regreso a casa después de comparecerse en la Dieta. Se cree que fueron hombres comisionados por Federico el Prudente (el rector de la universidad donde Lutero enseñaba) que secuestraron al monje a fin de que los soldados imperiales no le quitasen la vida.
Pastor Will Graham – Almería
