
¿El diablo te hizo hacerlo?
No.
Pecas porque quieres pecar. La culpa es tuya. Satanás puede tentarte pero no puede pecar por ti. Tú decides pecar.
Cuando comienzas a decir que la culpa es del diablo, te estás justificando a ti mismo y tu corazón, poco a poco, se va endureciendo.
Me acuerdo, por ejemplo, de una persona supuestamente cristiana que iba de flor en flor. Cuando le pillaron dijo: “Es que tengo un espíritu de fornicación”.
No te escondas detrás de hojas de higuera espirituales. Sé honesto. Reconoce tu pecado. Confiésalo. Humíllate delante de Dios.
La Palabra dice que, “el que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alanzará misericordia” (Proverbios 28:13).
Pastor Will Graham – Almería
