MAÑANA
“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret” (Lucas 1:26).
Gloria a ti, Señor.
¿Qué hace un ángel tuyo, un santo ángel tuyo en un sitio tan menospreciado como Nazaret de Galilea?
¿No se burlaban los judíos de Galilea llamándola “Galilea de los gentiles”? ¿Y acaso no se reían los propios galileos de Nazaret preguntándose cómicamente si “de Nazaret puede salir algo de bueno” (Juan 1:46)?
Dime, Señor, ¿qué hace un santo ángel tuyo en un sitio tan humilde? Puedo entender lo de Gabriel en el templo de Jerusalén hablando con tu siervo, el sacerdote Zacarías (Lucas 1:19). Pero, ¿un ángel en Galilea? ¿Un ángel en Nazaret? ¿Será posible?
Así me enseñas, amado Señor, a gloriarme en tu sabiduría porque has querido escoger lo necio y lo débil del mundo “a fin de que nadie se jacte” en tu presencia (1 Corintios 1:29).
Te alabo, Señor, porque ciertamente yo también soy Nazaret. Yo soy Galilea. Yo soy gentil. No soy digno de ti. Pero llegó el Ángel del Señor a mi vida, el Señor Jesucristo, inundándome de gloria y luz.
¡Aleluya!
Pastor Will Graham – Almería
Amén, nadie de nosotros somos dignos de estar delante de Dios. Su gracia es inmensa que cubre hasta el mas vil de nuestros pecados.
Gloria a Dios, hermano Alberto. Así es. Su gracia es mayor. Bendito sea su nombre. WG