
TARDE
“Entonces María dijo al ángel, ¿Cómo será esto? Pues no conozco varón” (Lucas 1:34).
Entiendo, Señor, que tu hija María no dudó de ti al lanzar esta pregunta. De otro modo, se habría quedado muda como tu sacerdote Zacarías (Lucas 1:20).
Si no me equivoco, quería comprender cómo ibas a efectuar el milagro de la encarnación. Dio por sentado que eras poderoso para llevar a cabo tu buena voluntad; y se atrevió a preguntarte por la forma en que ibas a realizar lo prometido.
“No he conocido varón. Sin embargo, dices que daré a luz al Hijo del Altísimo. Entonces, ¿cómo me voy a quedar embarazada? ¿Cuál será el método empleado por Dios para que todo lo profetizado acontezca?”
Al razonar así, tu hija -la doncella de Nazaret- tenía más fe que el sacerdote mudo en el Templo.
¿Es verdad que encontraste más fe en Galilea de los gentiles que en la santa cuidad? ¿Realmente pudo una muchacha insignificante y pobre creer más en tu poder que el gran Zacarías?
Señor, quisiera tener yo la fe de María la laica antes que la posición oficial del ministro ordenado. ¡Aumenta mi fe, Señor!
Pastor Will Graham – Almería