TARDE
“Y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?” (Lucas 1:42-43).
Gloria a ti.
El que está lleno del Espíritu Santo te tiene que alabar. Te exalta “a gran voz”.
Donde la incredulidad me deja mudo; tu Espíritu me impulsa a exaltarte. ¡Ay de mí si no magnificare tu nombre porque me es impuesta necesidad!
Y el que está lleno del Espíritu ve las cosas cómo realmente son. Elisabet no llama a María una “adúltera” sino “la madre de mi Señor”. Interpreta la realidad a la luz de la verdad de Dios. He aquí el Dios-hombre: el Señor sobre todo pero nacido de una mujer. ¡Tremendo!
En esto radicó la bendición de María. No fue por ella ser más que cualquier otro hijo tuyo sino por disfrutar de esa gracia especial de poder dar a luz al mesías.
¿Cómo no sería “bendita” si el “bendito” habitaba en ella?
Y en esto también radica mi bendición. Soy “bendito” porque tú has querido que el Espíritu de tu Hijo reine en mi corazón.
Pastor Will Graham – Almería
Pastor Will. Y devociobal de hoy 8