
“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).
¡Aleluya!
Este versículo siempre ha sido uno de mis preferidos. Aquí veo cómo tu ángel habla con gran claridad tocante a la misión del bebé de María: salvar a su pueblo de sus pecados.
Donde los teólogos liberales quieren convertir a Jesús en un simple maestro, tu embajador celestial aclara que Cristo es, antes que nada, el Salvador.
Y esta revelación me consuela porque si hay una cosa que poseo, es pecado. ¡Pecado en abundancia! Me conozco demasiado bien. Odio la maldad de mi corazón. Detesto el mundo de iniquidad que encuentro en mí. Me desespero al observar tantas inclinaciones perversas en mi alma. Pero he aquí, hoy me traes una vez más nuevas de gran gozo, ¡hay un Salvador!
¡Jesús! ¡Glorioso nombre! ¡El que salva!
Y ya que Él es mi bendito Salvador, sé que es Dios sobre todas las cosas porque, ¿quién puede perdonar los pecados y quién puede salvar sino solo Dios?
Te glorifico, amado Padre, por el regalo de tu Hijo. En Él, soy libre de pecado.
¡Aleluya!
Pastor Will Graham – Almería
Gracias y saludos desde Monterrey, Mexico