“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz” (Lucas 1:78-79).
Enviaste “la aurora”, la estrella de Jacob, el sol de justicia, aquella luz verdadera que alumbra. Y lo hiciste por tu “entrañable misericordia”. La encarnación de tu Hijo revela las entrañas de tu misericordia divina.
Tu Escogido, la aurora del mundo, vino con el propósito de dar luz y de encaminar nuestros pies por camino de paz.
Antes de conocer a tu Cristo, no solamente habitaba en tinieblas sino que yo mismo era tinieblas (Efesios 5:8). Mi corazón endurecido e insensible a tu Palabra me llevaba a forjar caminos de destrucción. No había aprendido la verdad de que: “No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:21).
Al ser alumbrado, enseguida observé cómo todos mis caminos eran torcidos. Y por fin, por tu entrañable misericordia, pude arrepentirme y andar por tu camino. Te alabo por la aurora de Cristo que me rodea por fuera y me ilumina por dentro.
Gloria a ti, mi Dios.
Pastor Will Graham – Almería