“La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel” (Lucas 2:31-32).
Increíble.
Ya he leído sobre cómo tu Hijo iba a poseer el trono de David y reinar para siempre. Sin embargo, hoy me revelas una nueva faceta sobre su obra salvadora, a saber, que iba a conceder tu salvación a “todos los pueblos”. En otras palabras, hay esperanza para los gentiles como yo. ¡Gloria!
Tu profeta prometió que el mesías traería justicia “a las naciones” (Isaías 42:1) y que las costas esperarían su ley (v. 4). Dijiste a tu Hijo: “Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra” (Isaías 49:6).
Y cuando medito en la promesa que le hiciste a Abraham, le aseguraste que en su simiente todas las naciones serían bendecidas (Génesis 22:18).
Oh, Señor, qué gozo saber que Jesús es mucho más que la gloria de Israel sino también la aurora de los gentiles.
Pastor Will Graham – Almería