“Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo” (Mateo 2:10).
Te doy la gloria, Padre.
En toda la historia has levantado a muchas estrellas para testificar de la grandeza de tu Salvador. Y me da alegría saber que hoy, en mi generación, se encuentran muchas estrellas detrás de los púlpitos y en las iglesias que son fieles en de dar a conocer a Cristo.
Sé que hay muchos falsos profetas. Las cosas no podrían ser de otro modo porque es lo que tu Palabra ha profetizado. No obstante, te exalto porque en medio de tanta falsedad, hay mucho bien también.
Sí, me opongo a los anticristos con todo mi ser; pero te alabo por las verdaderas estrellas. Son un refrigero para mi alma.
Y qué bueno saber que Herodes no puede apagar las estrellas. ¡Aleluya!
Y si pierdo la vida por dar testimonio del niño de Belén, has prometido que tus siervos “resplandecerán como el resplandor del firmamento” y “como las estrellas a perpetua eternidad” (Daniel 12:3).
¡Toda la gloria a ti, Dios y Padre de luz!
¡Siga brillando la luz no creada de tu Cristo por los siglos de los siglos!
Pastor Will Graham – Almería