“Y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo” (Mateo 2:15).
Se alegra hoy mi corazón.
Padre, eres magnífico. Ahora comprendo lo de la persecución de Herodes. En realidad, estabas encargándote de que tu Escritura se cumpliera. De alguna manera misteriosa, usaste la crueldad del aquel rey para que la profecía de Oseas 11:1 se hiciera realidad.
¿Y acaso no hiciste exactamente lo mismo cuando Octavio promulgó el edicto de empadronamiento imperial? “El corazón del rey está en las manos del Señor; a todo lo que quiere lo inclina” (Proverbios 21:1).
¿Y cómo no pensar en Cristo como el nuevo Moisés al leer este texto? Es como si Mateo estuviera revelando a sus lectores judíos que el Salvador iba a encabezar un segundo éxodo.
Tu siervo Moisés libró a tu pueblo de la mano de Faraón. Y ahora, tu Hijo Jesucristo, libra a los suyos de toda una serie de enemigos espirituales: la muerte, el pecado, Satanás, la condenación eterna, etc.
Te alabo hoy, mi Dios, por haberme sacado de Egipto por el brazo de tu poder.
Pastor Will Graham – Almería
AMÉN ALELUYA GLORIA A DIOS ALTÍSIMO BENDITO SEA SU SANTO NOMBRE AMÉN