
BIENAVENTURADOS LOS DE LIMPIO CORAZÓN, PORQUE ELLOS VERÁN A DIOS (MATEO 5:8)
Las primeras cuatro bienaventuranzas tienen que ver con nuestro estado interno. La pobreza de espíritu produce lágrimas de arrepentimiento. A partir de ese quebrantamiento, nacen la mansedumbre y el deseo de estar vestido de la justicia de Cristo.
Las últimas cuatro bienaventuranzas están relacionadas con la esfera de nuestras relaciones. En el versículo 7, aprendimos que el pobre de espíritu, el que llora, el manso y el hambriento es misericordioso en su trato con los demás. Pensemos de nuevo en el samaritano que fue movida a la misericordia. Hoy, en el v. 8, el creyente manifiesta limpieza de corazón a nivel social.
Antes que nada, la limpieza de corazón revela que el discípulo de Cristo, a diferencia de los fariseos, está más preocupado por su condición interna que por los asuntos externos. Lo que anhela es vivir según la voluntad del Señor en espíritu y en verdad. No quiere tener un corazón dividido, sino un corazón limpio enfocado en la gran meta de exaltar al Señor.
Al tener un corazón limpio, el cristiano comienza a vivir de una manera distinta a nivel social. Ya no siente la necesidad de manipular a las personas. Su alma carece de segundas intenciones. Hay una falta de duplicidad en su preocupación por la gente. Tal persona no te invita a tomar un café o a dar un paseo por la playa con mucho cariño y una gran sonrisa en la cara para luego ponerte una trampa o sacarte información secreta. ¿Acaso no hacían los dirigentes judíos lo mismo con nuestro Salvador? Semejante astucia es diabólica. Bien dice Proverbios 26:27: “El que cava foso caerá en él; y al que revuelve la piedra, sobre él le volverá”.
Cuando una persona bienaventurada muestra misericordia lo hace sin esperar nada a cambio. Hace bien por el simple hecho de querer hacer el bien porque sabe que el bien glorifica a Dios. Sus intenciones no son oscuras. Su bondad no está mezclada con malicia ni con vanagloria. Tiene limpieza de corazón. No hace el bien para que los demás se fijen en él. De hecho, cuando celebra una gran cena, no invita a sus vecinos ricos “no sea que ellos a su vez [le] vuelvan a convidar, y [sea] recompensado” sino que llama a “los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos” porque “ellos no [le] pueden recompensar” (Lucas 14:12, 13, 14). Es limpieza de corazón. La intención detrás de la celebración de una cena así es pura. El interés propio no se encuentra presente.
¿Y cuál es la recompensa que los limpios de corazón recibirán? Respuesta: la visión de Dios. El texto promete que: “Ellos verán a Dios” (Mateo 5:8). Sirve como un sinónimo de las demás promesas mencionadas en nuestro pasaje (Mateo 5:1-12). Los bienaventurados recibirán el reino de los cielos (v. 3), serán consolados (v. 4), heredarán la tierra (v. 5), serán plenamente saciados (v. 6) y alcanzarán misericordia (v. 7). Son promesas escatológicas. La visión beatífica de Dios también pertenece al futuro.
En este mundo, vemos a Dios por medio de la fe. Vivimos por fe, no por vista. No obstante, la profecía de Cristo indica que llegará un día en el cual veremos al Señor. ¿Cómo será posible ver a Dios y vivir si la Escritura enseña que: “No me verá hombre y vivirá” (Éxodo 33:20)? Porque en aquel día venidero, ya no estaremos más en una condición pecaminosa. No habrá más viejo hombre en nosotros. Podremos contemplar la gloria de nuestro Dios y quedarnos gozosamente atónitos por los siglos de los siglos. Apocalipsis nos da la promesa de que los siervos del Señor, los limpios de corazón “verán su rostro” (Apocalipsis 22:4).
Demos las gracias al Señor Jesucristo, el cual compró nuestro nuevo corazón en la cruz del Calvario. Que su gran entrega sirve como la fuente de nuestro amor hacia nuestro prójimo. Vivamos en limpieza de corazón ante nuestro Dios. No manipulemos a la gente. Sean nuestras motivaciones puras y sinceras. Prevalezca “el amor fraternal no fingido” (1 Pedo 1:22). “El amor sea sin fingimiento” (Romanos 12:9).
Bienaventurados los de limpio [no los de perverso] corazón, porque ellos verán a Dios.
Pastor Will Graham – Palabra de Vida Almería
Gracias. Esta predica preciosa me reconforta y me exhorta a ser cada día mejor.
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