
¿Por qué hay tantos problemas y dificultades en mantener la paz en el mundo? Pensemos en todas las interminables reuniones internacionales que se han celebrado en este siglo para tratar de conseguir la paz. ¿Por qué han fracasado todas ellas y por qué estamos llegando a un punto en que muy pocos tienen confianza en reuniones que los hombres celebren? ¿Cómo se explica esto? ¿Por qué fracasó la Liga de Naciones? ¿Por qué parece estar fracasando las Naciones Unidas? ¿Qué pasa?
Me parece que hay una sola respuesta adecuada para estas preguntas; y no es ni política ni económica ni social. La respuesta una vez más es esencial y primordialmente teológica y doctrinal. Y porque el mundo en su necedad y ceguera no lo reconoce, pierde tanto tiempo. El problema, según la Escritura, está en el corazón del hombre, y hasta que el corazón del hombre no cambie, nunca se resolverá su problema tratando de manipular la superficie. Si la raíz del problema se halla en el manantial del que procede la corriente, ¿no es evidente que es perder el tiempo, el dinero y la energía echar sustancias químicas en la corriente a fin de corregir el mal estado de las aguas? Hay que ir a la raíz.
Ahí está el problema básico; nada que produce efecto mientras el hombre siga siendo lo que es. La necedad trágica de este siglo nuestro es el no acertar a ver esto. Y, por desgracia, este fallo se encuentra no sólo en el mundo sino en la iglesia misma.
Cuán a menudo ha venido la iglesia predicando sólo acerca de los esfuerzos humanos, predicado la Liga de Naciones y las Naciones Unidas. Esto contradice la doctrina bíblica. No me entiendan mal. No digo que no haya que hacer todos esos esfuerzos en el terreno internacional; lo que digo es que el hombre que pone la fe en estas cosas no contempla a la vida y el mundo desde el punto de vista de la Biblia. Según ella, el problema está en el corazón del hombre y sólo un corazón nuevo, sólo un hombre nuevo puede resolver ese problema.
Es ‘del corazón’ que proceden los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, celos, envidias, malicia y todo lo demás; y mientras los hombres sean así no podrá haber paz. Lo que hay dentro saldrá a la superficie.
Martyn Lloyd-Jones – Bienaventurados los pacificadores

Es verdad nuestro corazon perverso y engañoso, si no lo sometemos a la palabra para que DIOS lo trasforme jamas se podra cambiar a un corazon nuevo y de carne !!
Bendiciones Pastor Will a usted y a su hermosa familia e Iglesia que la paz del Señor este cada dia con ustedes
En estos momentos en Colombia se esta viviendo una lucha contra el gobierno y sus leyes, es normal que los incrédulos peleen tanto contra ellos. Pero lo que me sorprende es que muchos cristianos hacen parte de ello; no de la forma como enseña la Biblia, en oración, olvidando lo que precisamente dice la Biblia que para que exista un cambio tiene que realizarse una regeneración en el hombre, un cambio en su corazón. En este articulo esta expresado mi pensamiento. Gracia y Paz hermano