
Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno (Mateo 5:30).
Gracias por estas palabras de advertencia, amado Padre.
Tu Hijo ya me ha hablado sobre la lujuria (v. 28) y mis ojos (v. 29). Ahora agrega un nuevo elemento a la cadena siniestra del pecado sexual: la mano derecha (v. 30).
¿Cuál es la relación entre la lujuria, los ojos y la mano derecha?
Pues, creo que la respuesta es bastante sencilla: cuando la lujuria se apodera de los ojos de alguien, ¿qué es lo que desea hacer esa persona con la mano derecha? Acariciar el objeto de sus malvados deseos. La lujuria anhela hacer algo más que simplemente observar desde lejos; el latir de su pervertido corazón quiere estar cerca de lo prohibido y tocarlo. De esta manera, la mano derecha -una hermosa creación de Dios- se convierte en una herramienta de la codicia.
¿Cómo librarme del peligro de tocar lo que es anatema (cf. Josué 6:18)? Estando plenamente satisfecho en ti. No hay otra manera de vencer el pecado sexual.
Pastor Will Graham – Palabra de Vida Almería

Así es!
El Señor nos de la gracia para vencer y huir de la lujuria.
Un pecado difícil de derrotar en los hombres. Dios ayúdanos a vencer cada día.
Hacercarnos al Señor nos aleja de la lujuria