
También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio (Mateo 5:31-32, segunda parte).
Gracias, Padre, por esta enseñanza tan clara sobre el divorcio.
Ya sé que odias el divorcio. No obstante, es algo que permites (con dolor en tu corazón). Tu Hijo habla aquí de una causa legítima para divorciarse: por causa de fornicación, es decir, infidelidad sexual. En tal caso, la víctima es libre para repudiar a su cónyuge con tu aprobación. Sin embargo, también es libre para perdonar y buscar restaurar su matrimonio.
Padre: te alabo por tu gran gracia hoy porque no has querido divorciarte de mí pese a mis numerosas fornicaciones. Lo siento tanto por haberte decepcionado en tantísimas ocasiones. Perdóname por dar voces a mis amantes. No puedo engañarte. Examinas hasta los rincones más sórdidos de mi corazón.
Ciertamente, soy Gomer, la esposa infiel. Pero me vuelves a comprar hoy por quince siclos de plata (Oseas 3:2).
¡Gloria a ti, mi amado Oseas, mi esposo fiel y perdonador!
Amén.
Pastor Will Graham – Palabra de Vida Almería

Gracias por el articulo
Bendiciones Pastor Will a usted y a su esposa !!
Están en nuestras oraciones!!