
Como sacerdote, el Hijo de Dios ora por su amado pueblo. Oró por los suyos estando aquí en la tierra y sigue clamando por sus vidas hoy a la diestra del Padre. No obstante, como bien señaló el teólogo holandés Louis Berkhof el siglo pasado (1873-1957), este ministerio intercesor de Cristo tiende a recibir poquísima atención en círculos cristianos.
Hay dos preguntas importantes que todo cristiano debe hacerse al respecto: 1) ¿de qué se trata esta actividad intercesora de Cristo?; y 2) ¿qué implicaciones tiene para con los creyentes hoy?
En primer lugar, ¿de qué se trata este ministerio intercesor de Cristo? Es una actividad desempeñada por Cristo en base a su obra expiatoria que incluye un elemento judicial y otro moral.
En cuanto a lo judicial, la intercesión del Salvador anula todas las acusaciones que Satanás lanza contra el pueblo escogido (cf. Zacarías 3:1-2). El gran acusador no podrá prevalecer contra la eficacia de la sangre del Cordero de Dios. Nadie condenará a los elegidos con éxito porque el Abogado de abogados intercede por ellos (Romanos 8:34).
Con respecto a lo moral, la vida de oración del Buen Pastor asegura la santificación de su amada grey. Oró el Verbo encarnado diciendo: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). El Padre, por medio de su Palabra, se encargará de hacer que los cristianos sean cada vez semejantes a su Maestro.
En segundo lugar, ¿cuáles son las implicaciones de la intercesión de Cristo para los cristianos del siglo XXI? Antes que nada, les permite vivir en la plena seguridad de la salvación eterna ya que su representante ante el trono celestial es el impecable YO SOY. Como destaca Hebreos 7:25, el Hijo de Dios vive para siempre “para interceder por ellos”. La salvación eterna de los elegidos no descansa en la intercesión de un sacerdote humano según el orden de Aarón, sino en el Dios-hombre, Jesucristo.
La segunda implicación es que los creyentes pueden disfrutar de la alegría de saber que su fe no faltará. Tanto Judas Iscariote como Pedro pecaron contra Cristo. Sin embargo, donde Judas pereció eternamente, Pedro fue restaurado. ¿Cómo explicar esta diferencia radical entre los dos apóstoles? Respuesta: la intercesión eficaz del Hijo de Dios (cf. Lucas 22:32). Según el puritano Thomas Watson (1620-1686): “Los santos perseveran en la fe porque Cristo persevera en la oración”. El Cristo que clamó por la vida espiritual de Pedro no oró así por Judas.
La tercera implicación para los creyentes es que tienen que entregarse a la intercesión. Jesucristo es su modelo a seguir. El Espíritu de Cristo sigue intercediendo por medio de los santos que no han sido glorificados todavía (cf. Romanos 8:26-27). Por tanto, es de esperar que los creyentes y las congregaciones se caractericen por intercesión espiritual.
En conclusión: la intercesión de Cristo tiene ramificaciones tanto judiciales como morales e incluye tres implicaciones para los cristianos: la seguridad de salvación en la edad venidera, la perseverancia de la fe en esta vida y el llamamiento a la intercesión.
Pastor Will Graham – Palabra de Vida Almería
Muy interesante reflexión y gratificante saber los alcances de la interseción de nuestro amado Salvador. me parece un tema que se ha dejado un tanto de lado pero que es de vital importancia recordar y asumir sobre todo en el hecho de que la obra de salvación y la santificación del pueblo de Dios es continua y perfecta y depende enteramente de Dios y de JESUCRISTO. A El toda la gloria.
Saludos desde Nicaragua Dios los Bendiga mucho pastor Will Gloria a señor Jesucristo muy linda reflexión exposición de la palabra santa