
La lámpara del cuerpo es el ojo, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? (Mateo 6:22-23).
Amantísimo Padre:
El ojo bueno tiene su mirada puesta en ti y se hace tesoros en el cielo. Pero el ojo maligno no se fija en otra cosa que no sean los intereses y las preocupaciones de este mundo.
Según la enseñanza de tu bendito Hijo, si mi ojo es bueno, es decir, si doy la prioridad a lo que realmente importa en esta vida, estaré repleto de luz. Disfrutaré de tu mano sobre mí. Me guiarías por sendas de justicia y así podré ser un faro para los demás.
No obstante, si mi ojo es maligno, no seré de utilidad para ti ni para nadie más. El ojo maligno es egocéntrico y se entrega a la disipación diciendo: “Comamos y bebamos, porque mañana moriremos” (Isaías 22:13).
Señor: unge mis ojos con colirio para que mi visión sea buena. Quisiera ver a Jesús. Alúmbrame. Llena todo mi cuerpo de tu luz.
Amén.
Pastor Will Graham – Palabra de Vida Almería
Apuntar que si tengo ojos malos no solo yo ando perdido sino que influyo en otros que puedan confiar en mi para que también anden igual por imitación, o puedo dañar a otros fácilmente porque ando dando “palos de ciego” lo cual es aún más grave.
Bendiciones a Will y familia!