
¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? (Mateo 6:27).
Amantísimo Padre:
Mi ansiedad es un falso profeta. Día tras día me miente diciendo que no tienes la intención de cumplir tus promesas. Me hace dudar de tu amor paternal y pastoral hacia mi vida. Me dice: “Olvídate de Dios. Él no está interesado en ti. No sirve de nada creer que existe”. Siempre busca contradecir tu Palabra.
Dice la Escritura: “Mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).
Responde la ansiedad: “¡Falso!”
Dice la Escritura: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5).
Responde la ansiedad: “¡Esta promesa es para otros, pero no para ti!”
Perdóname, amado Padre, por haber hecho caso al susurro satánico de la ansiedad. ¿Por qué afanarme tanto si mis preocupaciones internas no pueden añadir ni siquiera un milímetro a mi estatura ni una sola hora a mi vida?
Dice la Escritura: “Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).
Responde la fe: “¡Aleluya, amén!”
Pastor Will Graham – Palabra de Vida Almería
Amén, Dios te pido tomes cautivos todos mis pensamientos, que estos no se conviertan en ansiedades y dañen mi FE. En el nombre de Jeshua. Amén.