
¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? (Mateo 7:4).
Amantísimo Padre:
Sé que todos mis hermanos en la fe luchan con el pecado. Se sienten tentados diariamente. No serán liberados de su naturaleza pecaminosa hasta el día de su glorificación. Esto quiere decir que es posible que detecte ciertos patrones de pecado en su conducta. La paja, al fin y al cabo, es algo objetivo y visible. No me toca a mí juzgar las intenciones ocultas de su corazón; pero sí tengo la obligación de procurar corregir su desorden externo.
Sin embargo, ¿cómo puedo yo intentar quitar la paja del ojo ajeno si mi propia vida es un desastre? ¿Llamaré la atención a mí hermano por ser impuntual si yo siempre llego tarde? ¿Le reprenderé por sembrar calumnias si yo soy el primero en chismorrear? ¿Le diré: “No dejes de congregarte” si cada dos por tres pongo excusas para no juntarme con los hermanos?
Quita, amado Padre, todo el desorden externo e interno de mi vida y pon en mí amor fraternal para que pueda corregir a mis hermanos con compasión.
Amén.
Pastor Will Graham – Palabra de Vida Almería
Gracias hermano, sus enseñanzas son de mucha edificación, desde Costa Rica mis saludos para usted y su familia, bendiciones a ustedes y su congregación.
Amén.