
¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano (Mateo 7:5).
Amantísimo Padre:
¿Cómo puedo pretender corregir a mis hermanos en la fe si soy un desastre? ¿Reprenderé a mi prójimo por su falta de orden si mi vida es caótica?
Tu Hijo quiere que saque las vigas de mi ojo antes de ponerme a corregir a otros porque al reconocer mis propias debilidades, seré más compasivo a la hora de tratar con mis hermanos. Escrito está: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre” (Gálatas 6:1).
Líbrame de ser un hipócrita amargado que se deleita en señalar el pecado ajeno. Pon en mí dolor por mis múltiples transgresiones y por los patrones de pecado que a veces se dan en las vidas de mis hermanos. Ayúdame, Padre, a llamar las cosas por su nombre y a hacerlo con amor.
No quisiera pecar de cobardía optando por guardar silencio cuando tu Palabra exige que hable. Pero tampoco quisiera deshonrarte al ser demasiado severo a la hora de llamarle la atención a alguien.
Te pido de nuevo: ¡ayúdame, Padre!
Pastor Will Graham – Palabra de Vida Almería