
“Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” (Mateo 7:16).
Amantísimo Padre:
Hoy aprendo que la vid y la higuera no tienen nada en común con los abrojos. No domino muy bien el tema de las plantas y los árboles porque no soy un hombre del campo, pero sí sé diferenciar entre las frutas (uvas, higos, mandarinas, melocotones, nectarinas, etc.) y los espinos.
¿Cómo podré distinguir entre un verdadero pastor y un falso profeta? ¿O entre un cristiano y un seudo creyente? La respuesta de tu Hijo es bien contundente: “¡Fruto! ¡Fruto! ¡Fruto!”
El fruto me hace pensar en patrones de conducta. Ciertamente, todos los pastores y todos los cristianos que conozco pecan. Pero no por eso son falsos profetas ni seudo creyentes porque el eje de su vida es la gloria de Cristo y la obra santificadora del Espíritu. Sin embargo, hay otras personas que se dan a conocer como discípulos cuyas vidas son completamente egocéntricas y maliciosas. Es como si no les doliera pecar. De hecho, diría que les encanta entregarse a la maldad. Es su hábitat natural.
Padre: guárdame de los lobos. Y hazme muy fructuoso para ti.
Pastor Will Graham – Palabra de Vida Almería